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Audición

NO ES LO MISMO OÍR QUE ESCUCHAR; no ser sordo no significa oír bien. 

Escuchar es una habilidad que tiene elementos funcionales y de motivación que dependen de la voluntad. Es la habilidad de enfocar los sonidos que queremos, e ignorar los que no queremos.

Oír es el acto pasivo de recoger sonidos al azar.

Entendemos esto mejor si hacemos el símil con la vista: conocemos muchas causas que nos impiden ver correctamente y no por ello estamos hablando de ceguera: miopía, astigmatismo.

En la audición hay problemas semejantes: hipoacusia ( oir menos de lo normal), hiperacusia ( oir más de lo normal), discriminación, filtrado, lateralidad.

La entrada de información por la vía auditiva permite la comprensión y el lenguaje, y es uno de los pilares básicos en el proceso de aprendizaje.

Para poder actuar y atajar las dificultades de aprendizaje es imprescindible que padres y profesores estén informados de estos problemas y limitaciones.  En el fondo se trata de tener o no tener las herramientas que hacen más o menos fácil la tarea de aprender.

Vulgarmente decimos que no es lo mismo oír que entender y en el fondo es cierto. No se trata de no ser sordo sino de oír con una calidad suficiente que permita comprender, asimilar y dar la respuesta adecuada al estímulo recibido.  Se trata de un proceso que partiendo de los órganos del oído -- que deben funcionar bien--,  convierten el sonido en corriente eléctrica que por medio del nervio auditivo pasa al cerebro, primeramente a la zona subcortical (reflejos inconscientes muy rápidos) y al final a la zona cortical donde se encuentran las funciones de comprensión y memorización.

FUNCIONES CEREBRALES QUE PROCESAN LA INFORMACIÓN AUDITIVA 

Conexión auditiva con el entorno

Esta función es por la que decimos que oímos pero no escuchamos. Hemos 'desconectado' del mundo. Es normal que nuestro cerebro tenga algunos momentos de descanso y desconecte, pero no debe ocurrir con frecuencia o durante el aprendizaje. El cerebro en este caso recibe la información pero no la procesa.

Esta facultad se desarrolla en la primera infancia.

Localización de la fuente del sonido

Conocer de dónde viene el sonido forma parte de un sistema de defensa de la vida. Cuando se vivía en un entorno hostil en bosques y entre animales era de vital importancia saber cuanto antes dónde estaba el peligro para salir corriendo en sentido contrario y salvar la vida. En la ciudad suele ocurrir algo semejante cuando, por ejemplo, cruzamos las calles por donde no se debe, sin mirar mucho.

También es importante en el aprendizaje porque es la base para la orientación espacial, muy importante para las matemáticas. Muchos niños con dificultades de este tipo aparecen como 'despistados' o lentos ya que inconscientemente 'no pueden' empezar otra cosa hasta que no controlan lo que pasa a su alrededor.

Intensidad del estímulo

No podemos dar por supuesto que todo el mundo escucha los sonidos con el mismo volumen.

Una audiometría tonal permite hacer una gráfica que refleja el volumen que necesitamos en cada oído para percibir cada una de las frecuencias en las que dividimos el espectro sonoro humano.

Es una facultad muy sensible a la calidad de lo percibido ya que por ejemplo las frecuencias entre 750 y 4000 Hz. recogen el lenguaje hablado.  Percibir entre 10 - 20 db. menos de lo normal en las frecuencias del lenguaje hace que se pierdan muchas explicaciones, les cueste seguir órdenes verbales,  aparezcan como desobedientes o que en ocasiones hablen muy alto o sean ruidosos. A veces también se comportan como niños miedosos, tímidos o huidizos, incluso con problemas para relacionarse.

Si hablamos de hiperacusias (oír más de lo normal) encontraremos niños atraídos por mil estímulos ya que nada les pasa desapercibido y cualquier sonido que para otros es imperceptible a ellos les llama la atención y  se distraen con facilidad.

Filtrado de sonidos

Estamos envueltos en innumerables sonidos, sin embargo solo unos pocos son relevantes para nuestro interés.

Una conversación suele ser más importante que un ruido de fondo de algún aparato mecánico, además tiene mucha mayor información que éste.

Durante los primeros años de vida del niño se desarrolla la facultad de filtrar los sonidos y 'sintonizar' el que nos interesa,  como si se tratase de una radio, . Eso permitirá en la escuela escuchar a la profesora a pesar del ruido ambiental ( coches en la calle, u otros niños hablando).

Es la misma función que en la vía visual se ha llamado distinguir la figura del fondo, en este caso auditivamente hablando.

No haber desarrollado adecuadamente esta función hace que sea muy cansado estar escuchando en clase, por lo que la solución como en otras ocasiones, inconscientemente,  será desconectar auditivamente.

Discriminación auditiva

Esta función neurológica va evolucionando también en los primeros años de la infancia. Al principio es para discriminar la voz de su madre de las de otras personas o de otros ruidos ambientales, luego para saber si está contenta o enfadada, y después para distinguir en los sonidos,  fonemas y palabras.

Problemas de discriminación auditiva se ven reflejados en ocasiones en los dictados cuando se confunden unas palabras con otras que suenan parecido o se juntan/separan palabras que no son así.

Otros problemas que acarrea la mala discriminación es la lentitud en el procesamiento de la información verbal: tarda en hacer los dictados, se come palabras o frases enteras. Puede tener dificultades para retener varias palabras seguidas.

OTROS IDIOMAS

Cada idioma tiene una serie de fonemas que le son peculiares en unas frecuencias (Hz.) que  a veces no se corresponden con fonemas del propio idioma. Esto  suele ser el origen de la dificultad para entender otros idiomas aunque incluso se pueda conocer bien su gramática. De niños nos hemos acostumbrado a los fonemas de nuestra lengua materna y nuestro cerebro no es sensible a sonidos que no ha escuchado nunca. Distinguir estos sonidos suponen un gran esfuerzo, sobre todo a partir de los tres años. Hasta esta edad cualquier idioma se aprende con facilidad ya que el cerebro tiene una gran plasticidad y es capaz de identificar esos fonemas durante el resto de su vida con facilidad y agilidad.

Es posible ayudar al cerebro en el reconocimiento de fonemas y palabras de otros idiomas si se le estimula repetitivamente con dichos fonemas hasta hacerles 'familiares' y por tanto reconocibles.