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3a. edad

 "UNO TIENE LA EDAD QUE TIENEN SUS OÍDOS"

Entrar en la vejez debería de ser, como siempre lo ha sido en algunas culturas, un sinónimo de sabiduría, de relajación y de plenitud. En la actualidad ha aumentado considerablemente la cantidad de personas que superan los 60’s y también los 70’s. A esa edad el cuerpo humano todavía puede asemejarse a un fantástico auto, que aún está en uso, pero cuyas funciones no son del todo homogéneas ya que, al pasar de los años, unas fueron exigidas más que otras.

Unos órganos han envejecido más que otros. Las células ya no están tan activas y no dejan pasar la información sensorial como debería. Las personas corren el riesgo de entrar en una distonía en su coordinación interna, o sea en una pérdida de tono.

Entre los problemas de la tercera edad, aquellos que se relacionan con el oído son más importantes de lo que se podría pensar. Es el primer sentido en ser afectado, así como fue el primero en estar activo desde el 4° mes y medio de gestación. En su momento, gracias a él se pudo integrar el lenguaje, el conocimiento y la percepción de todo el mundo exterior mediante un cerebro cuyo destino fue registrar las memorias antiguas y las más recientes.

Un oído que antes era dinámico y que de repente ya no hace el esfuerzo por ejercitar sus músculos, pierde sus funciones –entre ellas la escucha- precisamente porque el conjunto osteomuscular (martillo-yunque-estribo) del oído medio pierde tono y elasticidad y ya no hace su función de acomodación de los sonidos. Cuando esto pasa aparece una sordera en las frecuencias agudas, en consecuencia el individuo ya no se para derecho, no es más dinámico, tiene menos energía, y seguro que su memoria ya no funciona como querría y, por sobre todo tiende a aislarse.

"EL OÍDO ENVEJECIDO TIENE ESO, QUE NO VUELVE A LA GENTE SORDA SINO MALOS ESCUCHAS"

Oyen pero no comprenden nada y esa situación tiende a empeorar porque más adelante perderán además el control de la palabra. Cuando deseen hablar tendrán problemas para encontrar la palabra justa, y cuando ésta llegue, la idea ya se habrá ido. Ellos olvidaron la codificación de la zona auditiva que corresponde a la memoria sobre la zona temporal.

Si bien es cierto que existen sorderas por muerte de las células sensoriales auditivas, no es menos cierto que una gran mayoría de las sorderas que aparecen en la vejez son puramente funcionales especialmente si la persona ha llevado una vida relativamente sana. En ese caso la audición puede llegar a recuperarse. Tal vez no volverá a ser como un oído de 20 años, pero si uno de unos 40, que la reconforte y le permita sobretodo comunicarse.

Ahí está la diferencia:

"SE PUEDE TENER UN MAL OÍDO QUE QUIERE ESCUCHAR O UN BUEN OÍDO QUE NO QUIERE HACER NADA"

Con una buena educación auditiva, todo vuelve a resurgir, la escucha, la comprensión, la energía, las ganas de hablar, el enderezarse y en su momento la recuperación del sueño. En general, el individuo se siente mejor porque el oído ha recuperado el tono y su función de carga cerebral.

El Método Berard puede aportar esto para que la persona retome el gusto por la vida y una vez que eso se logra, se le enseña cómo proseguir con la gimnasia osteomuscular para mantenerla. La mejora en la escucha, más que en el plano audiométrico, está en una optimización de la audición remanente porque hay un verdadero esfuerzo por escuchar.

Para que la información se transmita, es necesario hacer trabajar al oído y al cerebro en permanencia. Sólo así es posible mantener la vigilancia, la atención, y el poder de retener y entender todo lo que pasa y lo que se dice alrededor. Eso se logra haciendo trabajar los músculos del oído con este Método.

"DESDE EL INSTANTE EN QUE REAPARECE EL SUEÑO, SE DESPIERTA EL CEREBRO"

La armonización es una de las características de este Método y la reaparición del sueño es una necesidad que permite al cerebro mantener su tonicidad. Primero se torna denso pero luego se acorta, es decir que la persona duerme menos pero descansa mucho mejor. Muchas gente de la tercera edad se re-encuentra entonces con lo que debería ser la vejez la edad de la sabiduría, la relajación y la plenitud. Descubren nuevos intereses, por ejemplo estudiar idiomas, arte, dedicarse a todo aquello que tenga que ver con pasatiempos, hobbies o continuar con mayor energía y creatividad en actividades productivas.

El Método Berard contribuye a mejorar la calidad de vida del "geronte", porque es no invasivo, ya que no usa drogas ni programa el pensamiento. Al contrario reeduca a la persona para volver a su natural estado de alerta y mejora las tensiones porque esta cambia su comportamiento. La ansiedad, se calma por lo cual ya no es necesario tomar remedios en exceso.